-Tras la muerte de Grace y durante muchos meses no pude leer ni escribir, así que las dos cosas que me habían consolado a lo largo de mi vida dejaron de funcionar.
-¿Recibía ayuda psicológica?
-Iba a grupos de duelo, pero tejer se convirtió en otra terapia. Al cabo de un año pude leer. Tejer me ayudó a atravesar el duelo.
-¿Y su marido y si hijo?
-Cada uno pasa el duelo de forma distinta y todos supimos respetarnos. Mi marido trabajaba y trabajaba.
-¿Su hijo?
-Estudiaba teatro y hoy es actor. Sus compañeros le rodearon de amor y pizza. El teatro se convirtió en su segunta familia.
-...Tardamos dos años para que la niebla de la pena dejara pasar algo de luz.
-¿Recuerda cuándo volvieron a reir?
-Fué viendo una película y al sorprendernos riendo nos miramos unos a otros y nos pusimos a llorar: nos sentimos culpables de reir.
...
-Oí hablar de una creencia oriental milenaria que cuenta que existe un hilo de seda del destino. Cuando nace un niño ese hilo rojo conecta su alma con todas aquellas personas pasadas, presentes y futuras que desempeñarán un papel importante en su vida.
El hilo puede deshilarse, enredarse, pero jamás romperse. Enseguida pensé que eso significaba que Grace todavía estaba conectada con nosotros y que esa niña que me estaba esperando también.
.¿Qué ha aprendido de este proceso?
-Que cuando sientes tanto dolor es imposible imaginar que pueda haber alegría. Ahora le digo a la gente que la alegría está ahí, pero que no hay ningún atajo. hay que atravesar el dolor para llegar a ella.
-¿Qué hace que podamos volver a amar?
-Una fe ciega.
-¿...?
-Cuando era una adolescente, el chico del que estaba enamorada me invitó a navegar. ¡Era tán guapo! Hacía mucho viento y una gran corriente, y el chico me dijo en broma:"¡A ver si te atreves a saltar del barco!". Ni me lo pensé.
Creo que abrir el corazón es algo parecido a esto. Saltar.
Estas sentidas reflexiones sobre el duelo me recuerdan a unos consejos de Eduardo Grecco, psicólogo clínico:
"La sociedad nos impide vivir los duelos con normalidad. la tristeza es una reacción natural que nos ayuda a separarnos de aquello que perdemos...lo sano ante una ruptura amorosa o una pérdida es estar triste, porque si aprendes a entristecer vas a evitar caer en una depresión. Pâra sanar cualquier emoción hay que permitirse sentirla, no tener miedo. No tener media tristeza...Hay que conectarse profundamente con lo que se siente. Los afectos son una brújula en el proceso de la vida. Si uno está conectado profundamente con lo que siente, sabe lo que quiere en la vida. El pensamiento nos distrae, el afecto nos habla con más acierto de la realidad de las cosas".
Y a unas bellas palabras de Susana Tamaro:
"La idea del destino es un pensamiento que aparece con la edad. Te das cuanta de que el camino ya está hecho, alguien lo ha trazado para ti y todo lo que puedes hacer es avanzar. Es un descubrimiento que se produce hacia los cuarenta años. Sólo entonces empiezas a intuir que las cosas no dependen sólo de tí. Para ver el destino en su totalidad has de dejar que transcurran unos años más. Ves una cosa que antes nunca habías visto: el camino que has recorrido no era recto, sino que estaba lleno de bifurcaiones, a cada paso había una flecha que señalaba una dirección diferente.
A lo largo de los cruces tu camino te encuentras con otras vidas: conocerlas o no conocerlas, vivrlas a fondo o dejarlas correr es asunto que sólo depende de la elección que efectuas en un instante. Aunque no lo sepas, en pasar de largo o desviarte a menudo está en juego tu existencia y la de quién está a tu lado."
...Qué hace que podamos volver a amar...tal vez los dichosos puntos suspensivos tengan la respuesta...tal vez las respuestas no las entendamos cuando hacemos la pregunta...tal vez abrir mi corazón era tu cometido...tal vez ahora puedo escuchar el concierto de Aranjuez...
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