Son esos días, aparentemente iguales a cualquier otro, en los que todo brilla intensamente. Te has levantado como siempre, pero sin olvidar el pasado (el lejano y el reciente) te lo has echado a la espalda, has tomado aire, te has estirado fuertemente y has comenzado a caminar. ¿Hacia dónde? Pues no lo tienes claro, pero no importa.
Sin saber como has tomado la decisión de tirar para delante, de mirar de frente a lo que tienes, a las posibilidades y comienzas a probar, a ver que pasa, a ver que és lo que sale.
Es tu momente de cambio. cuando te pones en marcha pese a quien pese. ya no hay vuelta atrás, vas a por todas. Hoy te comes el mundo. aunque mañana te coma el a ti. Pero hoy no pueden contigo. Porque hoy te dices a ti misma que es el momento de dar un paso adelante y ponerte en marcha, para lo que sea. ¿Porqué ahora y no ayer? No lo sabes. ¿Porqué no mañana? No. Hoy tienes la fuerza, la motivación, el empuje, las ganas, la ilusion, la confianza en tu capacidad. Depende de ti. Por mucho que los demás te digan lo que harían en tu lugar, lo que sería conveniente, sólo tus decisiones y tus acciones son válidas. Y no siempre te sientes con el ánimo para llevarlo a cabo.
Pero llega una mañana en la que sin saber cómo ni porqué, comienzas a hacer pequeñas cosas que tal vez no consideres importantes, (pero lo son) y tu mundo, como el mecanismo de un reloj, se dispone a rodar inevitablemente. A partir de ahí vislumbras un horizonte más nítido, más cercano y accesible. Y van sucediendo cosas, van encajando las piezas.
No piensas tanto, no le das tantas vueltas a la cabeza. Te atienes a lo que hay y procuras hacer algo con ello. No será lo mejor, pero quizás sí. Si no pruebas no lo sabrás, si no lo intentas nunca será nada.
Unas personas abarcan mucho, porque pueden, y despliegan multitud de actividades, investigan diversos caminos, atacan con todo el material del que disponen. Pero no todos somos así, ni podemos con tanto, ni tenemos la capacidad suficiente para atender correctamente a tantos frentes. No vale la pena frustrase, lo esencial es ponerte en marcha y hacer. Lo que puedas, lo que sepas, lo que te salga, a tu ritmo, como te pida el cuerpo. Así saldrá bien. Y sino tocará rectificar, que sigue siendo hacer.
Que mejor que Francisca Valenzuela con su "Buen soldado" para ponerle banda sonora.
¡Dale fuerte!
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