martes, 24 de diciembre de 2013

Una felicitación de Navidad

   Domingo  veintidos de diciembre por la tarde. La tele con su runrún de fondo, bueno, quizás no sea la tele, sino la wii, o la play,qué se yo. Sentada en el asiento izquierdo del sofá, la luz de la lámpara de sobremesa incide por el lado correcto para no darme sombra al leer. Termino el segundo cuento de El primer caso de Montalbano de Andrea Camilleri, mi adorado Montalbano. Debería seguir la lectura del Lazarillo, pero el castellano antiguo me lo hace arduo. Sigo con los periódicos y alterno con un sudoku gigante.
   Se me cruzan pensamientos insistentes músicas. Vencida, los dejo pasar. No entiendo el porqué del momento, y me distraen de mis deliciosos instantes de tranquilidad. De repente recuerdo que debo intentar no querer saber todo, no querer controlar la vida, las cosas pasan sin que podamos o debamos tener el control de ellas.
   Me sigue asustando no sentir el suelo firme bajo mis pies. Me desagrada que cuando algo tiembla levemente no encuentre la manera de darle la sujeción que necesito, o el motivo que lo suscitó, qué decir de encontrar la solución.
   Me hallaba revolviendo entre mis creencias y mis ideas preconcebidas de todo lo habido y por haber, diciéndome a mi misma que tal vez sea el momento de intentar caminar los dias, como si lo hiciera sobre un film transparente de cocina estirado por sus cuatro puntas. Pasear la vida como si fuera un castillo hinchable infantil, escurrirte, saltar sin ton ni son, rebotar en sus paredes, subir por una escalera que se hunde a cada paso para caer por la lengua riendo sofocada, escurrirte por los surcos y caerte de culo.
   Cuando sonó el teléfono fijo. Me lo pasan. Para mi sorpresa no era ningún vendedor. Su voz grave y seria contrasta con las cálidas palabras que pronuncia. En un principio no la conozco y busco con rapidez en el archivo de mi memoria de voces y nombres, pero no doy con la solución. Mientras sigo la amable conversación, se ve que no con mucho acierto puesto que acaba por preguntarme si sé quién es. Confieso avergonzada mi torpeza. Completamente sorprendida y agradecida retomo, ahora sí, la verdadera conversación.
   Nunca pensé que me apreciara tanto como para pasar ni un minuto por su cabeza, para que formara parte de las personas a las que decidiera felicitar las fiestas personalmente por teléfono, ni por contestador, ni movil, ni sms, ni whatsapp. Decidir marcar un número, que ni siquiera sabía que tenía, y llamar para desear lo mejor. Una mujer cultísima, discreta, callada, prudente, abuela ya, pero muy activa. Forma parte de ese grupo de mujeres que frecuento para alimentar mi espíritu y mi necesidad de conocimiento, y que me dan mucho más que eso. Son mujeres ejemplares, generosas, educadas, sabias, llenas de amor y optimismo, valientes y pacientes. Sentarme entre ellas a escucharlas es un inmenso deleite. Hasta de la conversación más vanal  junto a ellas, disfruto.
   Por eso hoy rescato esta llamada tan cercana y sincera. Porque es Nochebuena. Y aunque parezca una banalidad, algo estandarizado, una forma de quedar bien, una pose, o directamente una falsedad, no siempre es asi, no todo el mundo es así, no todas las felicitaciones son vacias y absurdas. Hay quien se acuerda de los demás, y no hace un chiste para decirlo, ni una virguería de felicitación, simplemente te lo dice mirándote a los ojos, o descuelga el teléfono y lo pronuncia en voz alta. Con palabras fáciles,naturales, las que le salen, las que valen. No hacen falta muchas.

   No hace falta mucho para decir lo que te aprecian.
   No hace falta mucho para demostrar que se acuerdan de ti.
   No hace falta mucho para querer.
  
   Los gestos más espontáneos son los más bonitos.
   Las palabras más sencillas son las que más llegan.
 
   Es curioso que nos sorprenda gratamente esas llamadas, esos mensajes de personas que no esperábamos, debería ser lo normal. Deberíamos estar acostumbrados a recibir expresiones de amor y generosidad, ¿no creen? ¡vaya mundo este!

   Por eso gracias. Yo también te quiero.
   Igualmente cariño, para ti y los tuyos.
   No me lo esperaba.
   Igualmente para ti tambien.
   Siempre.
   Con una tostada de pan con tomate y aceite.

¡FELIZ NAVIDAD!




viernes, 20 de diciembre de 2013

Eso que nos mueve

    ¿Qué es lo que nos hace saltar de la cama, iniciar proyectos, cambiar de hábitos, crear, superar una enfermedad, cortar por lo sano, decidirse a llamar, o dar el primer paso para algo o hacia algo?
   ¿De dónde sale esa fuerza generadora?
   ¡¿Y dónde se mete cuando más la necesitamos?!
   ¿Porqué no se queda el tiempo que queremos?
   Pasa la noche y llega la mañana. Y nos levantamos. Prácticamente siempre la misma rutina. Pero no siempre experimentamos lo mismo al despertar. Y cuando nos acostamos no tenemos ni la más remota idea de lo que nos sucederá ocho horas despúes, nos es imposible saber si nos levantaremos tristes, contentos, con energía, con dolor de cabeza, nerviosos, con la moral por los suelos, o dinámicos y frescos como una lechuga.
   Es uno de tantos misterios de nuestra existencia.
   Podríamos hacer predicciones, como los hombres del tiempo: según los acontecimientos del día anterior, según la agenda prevista para el día siguiente, según el parte meteorológico, el calendario de la menstruación, exámenes diversos, etc, etc, en resumen, un análisis de las múltiples probabilidades.
   ¡O podríamos hacer una porra!
   Podríamos escribir en un papelito antes de irnos a la cama nuestra apuesta, y comprobar el resultado al día siguiente, y es casi seguro que nos dejaríamos influir por lo anotado, que nos condicionaria en nuestros pensamientos y actitudes a lo largo de la jornada. ¡Pensándolo bien, nos vendría bien utilizarlo de terapia invirtiendo la idea, es decir, anotando algo positivo y comprobando al día siguiente si esto nos lo pone más fácil! No sé, no sé.


   Las horas nacieron lluviosas esta mañana y me trajeron regalos, muchos regalos. Tan bonitos, que no tuve más remedio que saltar de alegría, y de bailar. como hacía tiempo que no lo hacia.
   El cielo gris plomizo se lleno de gotitas de luz. mientras yo me llenaba de vida, de aire, de agua. Sonaba la musica, y era inmensamente feliz.

   Nada importa más.
   Cierro los ojos.
   No, no puedo.
   Necesito tenerlos abiertos.
   Para verte.

   Sigo bailando.
   No puedo parar de reir
   Intento cerrar los ojos otra vez
   Y esta vez lo consigo.

   Se me dibuja una sonrisa en los labios, que ilumina los pensamientos, me ensancha el alma, me da una energía que me hace saltar murallas y correr por montañas eternas.

    Surge la banda sonora que hoy ocupará mis instantes, y estos se llenan poco a poco... Y sigue la vida, y el dia. Y no se agota, porque está pleno de rincones placenteros y agradables sorpresas. Fugaces premios que nos regala naturaleza sólo por vivir. Quisiera uno guardarlos en una jaula de oro, pero se escapan entre los quehaceres y las obligaciones. Y con un suspiro, nos resignamos a dejarles ir, aceptando rescatarlos del recuerdo sólo de vez en cuando, saboreando el regusto que nos queda en los labios del presente.

Desperté contenta.
Con ganas de reir, de bailar.
Y me encontré contigo.
A mi lado.

¿¡Qué más se puede pedir!?
...¡Tal vez apostar a caballo ganador antes de acostarme!





domingo, 8 de diciembre de 2013

Atención. Go gentle.

   "El regalo más valioso que podemos ofrecer a alguien es nuestra atención" Thich Nhat Hanh, lider budista vietnamita.
(Silencio)
   Prestarle atención.
(Silencio)
   Atención plena y consciente.
(silencio)
   ¡Cuántas veces hemos dicho y escrito esta palabra!
(Silencio)
   ¡Y cuántas obviado y olvidado!
...
   Según dice Joseph Knobel Freud, psicólogo clínico descendiente del famosísimo Freud, el TDHA (deficit de atención e hiperactividad) no existe.
"El niño intenta llamar la atención de sus padres por algo, está inquieto...¡y ese algo es lo que hay que desvelar! ¡Y no drogarle para calmarle!"
"¿Qué nos aconsejaría tio Freud?
-Nos diría: Este niño, pobre, necesita ser escuchado. Si. ¡Escucha a tus hijos! ¡Regálales tu tiempo, no móviles, televisión u ordenadores!
¿Algún otro consejo de oro a padres?
-Con tus hijos ¡juega! A tus hijos ¡ponles límites! Y enséñales a esperar. O ellos se buscarán otros juegos, ellos se buscarán otros límites. Y serán impacientes con todo."
...
   No sé si está en lo cierto o no, pero sus palabras me hacen reflexionar.
   Somos un espejo.
   Todos somos un espejo que refleja las emociones y acciones del otro, y por tanto ellos también son el nuestro.
   Cuando las actitudes de nuestros hijos nos sorprenden, nos alteran, nos sacuden, es el momento de pararse a observarles con detenimiento, comprensión y mucho amor. Y hacer lo propio con uno mismo. Nos asombrará comprobar que sus actos son la réplica de los nuestros.
   Si nuestros hijos no prestan atención, buscan entre otros cosas, nuestra atención. Tratan de decirnos algo de la manera que saben, con las herramientas que tienen a su alcance, en ese momento, para hacerse oir.
   Sé que es mucho más complejo, que influye la edad, la genética, aspectos psicológicos, neurológicos, las amistades, la familia, las circunstancias concretas que les rodean. Lo sé.
   Soy madre y me asusta. Asusta comprobar que tus hijos reclaman tú atención. Porque implicitamente están reprochándote que no lo hayas hecho. Cuestionan tu conducta como padre. A nadie le gusta que le recuerden los errores que comete con sus hijos.
   Es agotador, porque a parte de padres somos adultos que tenemos que cargar con nuestros propios problemas personales a los que añadimos la responsabilidad de criar a nuestros vástagos los mejor que sabemos. Cuando volvemos a casa del trabajo llegamos cansados, con la cabeza llena de preocupaciones, y no siempre encontramos la suficiente energía para enfrentarnos cara a cara con lo que más queremos en nuestra vida.
   Sería maravilloso poder estar siempre en el mejor momento, plenos de positividad y amor cuando nos hayamos con ellos, pero por desgracia no siempre es así. Y nuestros hijos son el más exigente de los jefes, y no nos pasan una.
   Creo que simplemente la decisión de ponerse frente a ellos y prestarles atención en las tareas contidianas (no hace falta soltarles la charla) produce resultados. Abre una puerta, y tras ella empiezan a fluir las cosas. Eso sí, lo que salga puede ser bueno o no tanto, y tendremos que bregar con ello. Pero a la larga nos lo agradecerán, porque nada alivia tanto nuestra mente, alma y corazón, como sentirse escuchado, atendido.
   Sentir que uno no es invisible a las personas que ama.
   Nada es más cruel que el silencio del otro, la falta de atención de los seres queridos, la creencia de que no existes para los que amas.
   Por eso, tomemos conciencia y reconozcamos nuestras actitudes ( si las hay), y las de nuestros hijos (si las hay), y como no somos profesionales, sólo padres, hagamos en primer lugar los que esté a nuestro alcance: prestemos atención a nuestros hijos y a nosotros mismos.
   Observémosles, hablémosles, contestémosles.
   Estemos allí donde esperan encontrarnos, aunque sean ellos los que luego se vayan.
   Y veamos que pasa.
   A muchos les bastará con esto. A otros no, y necesitarán de ayuda profesional. Acudan a ellos y a la medicina si es necesario, que para eso están.
   Pero no se salten el primer paso: ATENCIÓN. Y para poder prestársela ocupen su tiempo, están con sus hijos el mayor tiempo que les sea posible dentro de sus circunstancias.
   Recuerden que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
   Así que seamos atentos y estemos atentos.


   Les dejo con esta preciosa canción de amor hacia los hijos, (más concretamente de un padre a una hija) de Robbie Williams, "Go gentle", escuchen con atención y disfrútenla.


lunes, 2 de diciembre de 2013

Pure


"No es abril el mes más cruel, es noviembre, sin duda alguna". Natalia Sanmartín Fenollera

"Gracias a la duda tienes sorpresas" Cees Nooteboom

"-Hábleme del fragor, señorita Prim. Nunca habría imaginado que una cabeza tan pulcra y delicada como la suya albergase una tormenta, créame". Natalia Sanmartín Fenollera

"Necesito pocas cosas, y esas pocas las necesito poco". San Francisco de Asis

"Sólo cuando perdonas puedes volver a amar; si no, envejeces el alma". Chavela Vargas

"Nadie tiene tanto poder sobre nosotros, como las personas que amamos".  Clara Sánchez

"Yo soy yo. Tú eres tú. Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas. Tú no estás en este mundo para cumplir las mias...Si en algún momento o en algún punto nos encontramos y coincidimos, será hermoso. Si no, no puede remediarse". Fritz Perls