martes, 19 de febrero de 2013

Lo resplandeciente

   ¿Cómo buscar lo resplandeciente, la verdad propia?
   Buena pregunta...
   Se la hace Ángeles Gonzalez-Sinde en un artículo de opinión de un semanario.
(He de hacer un inciso que me quema. No fué nunca santo de mi devoción. Y mis prejuicios me hacían sortear con soltura sus páginas, pero mi curiosidad y ansias de conocer pudieron más que el recelo que me producía su proyección pública. He de reconocer que termino sus escritos interesada en ellos, gratamente interesada.)
   Continúa así: "Lo interesante del arte y del trabajo de Cristina Iglesias es que habla de lo invisible , mediante lo visible...en eso consiste el arte cuando sale bien, en pillarnos desarmados, por sorpresa...Salí del museo pensando lo siguiente: contra la inseguridad, contra la culpa, contra la indefensión, más arte y menos barras de labios".
   No puedo estar más de acuerdo. Los museos, las exposiciones, repletos de obras de arte son grandes puertas abiertas hacia el interior de nosotros mismos, toboganes que invitan a deslizarse por su superficie resbaladiza, vestida de inesperadas curvas, que te desprenden momentaneamente de su contacto para caer casi de inmediato, con los latidos del corazón acelerados, un poquito más allá, provocándonos un vértigo que nos voltea las tripas y los pensamientos adherido.
   No hay mejor terapia que abrir los ojos y el alma al arte. Te transforma.
   Sería absurdo pensar que todo lo que veamos sea de nuestro agrado, pero cuando descubres que la visión, el contacto no sólo te gusta sino que te traspasa, te contamina,el tiempo se ensancha y se engrandece tu espacio más íntimo.
   Es más sencillo o más habitual experimentarlo con la música o el cine, quizás por ser más populares, pero ocurre con cualquier faceta de las artes. Tampoco podemos obviar que transformarte no significa necesariamente para bien, puede revolverte hasta la naúsea, o alterarte significativamente, entristecerte, o entusiasmarte. Pero nunca dejarte indiferente.

   Y yo también me pregunto...¿cómo buscar lo resplandeciente?
   A veces creo haberlo encontrado...Es fugaz y resbala entre mis dedos, como las partículas de polvo suspendidas en los haces de luz que atraviesan los cristales.
   Nos perturba la necesidad de aferrarnos a esos momentos.

"La palabra es una imagen y la imagen una voz.
No hay saludo sin respuesta, ni hay reencuentro sin adiós.
Vamos, no hay descanso sin camino, ni quietud sin movimiento.
Somos nada y somos todo.
Somos frágiles y poderosos.
Somos uno en dos, el espejo y su reflejo.
Entre luces y sombras nos perdemos para encontrarnos.
Somos tímida voz y elocuente silencio.
Consumimos tiempo mientras el tiempo nos devora, imposible detenerlo.
La pasión por crear es la pasión por comunicar."
                               (Notas tomadas en mi teléfono el dia diez de Diciembre en la exposición dual por Tres Trazos.)

   Quizás nos coja desprevenidos, elucubrando mil maneras de buscarlo, cuando sólo tenemos que dejarnos encontrar.
   ...¡Qué dificil dejarse encontrar!...Perderse en el tiempo...vivir...





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