lunes, 25 de noviembre de 2013

En el silencio

   Son las huellas dejadas por los gorriones de tu alma.
Me susurran por donde caminaste.
Cantan al oido la canción que entonas en tu busqueda,
o tal vez en tu recuerdo.
Yo las descubro asombrada, una vez más.
Y una vez más lloro de alegria.

Mi vello se eriza
¿El ki? Tal vez..., eso dijiste ¿recuerdas?

Cuando busco desespero,
y cuando me rindo,
me sobresalta la verdad vislumbrada,
no por advertida,
sorprendente en su certeza.

Y sueño tus desvelos
y rio las travesuras de la vida.

Son las huellas de tu pensamiento
las que pisan la nieve recién caida en el mio.
Vivo en el tacto de cada una de ellas.
Sueño en el olor que dejan al posarse.
Espero en el sabor que imprimiste a los copos.

Por fin encontré el silencio.
Allí donde me perdía y desesperaba,
ahora habito.
Ya estoy, ya llegué.
Alli donde siempre estuve sin yo querer.
Allí donde me dejaste.
Ese silencio grande y luminoso,
es mi morada.
Lleno de estrellas,
como un firmamento entero
y profundo.
Como un mar lleno de peces.
De peces que nadan libres.

Reververa el silencio
en las olas del mar
y en los rayos del sol.
Aquellos que cazaste un día,
y dejaste escapar.

Sigue viva la energía.
¡Imposible que se desvanezca!
No puede uno sustraerse a ella.
Es
Aquello que es capaz de mover el mundo.
Sigue haciendo de vínculo.
Une lo que no se ve.
Es el cordón umbilical
que alimenta y mantiene con vida.

 Me descubrí comprobando que existe.
Que no lo soñé,
Que es más fuerte de lo que imaginé.

Me dijeron que buscara en el silenciom
y en el silencio hallé.


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