martes, 8 de julio de 2014

La vida. Un placer.

Como brisa suave me envuelves.
Es el aliento cálido que me invita a subir más y más arriba.
Donde sólo tu sabes que llego.
Allá donde soy capaz de llegar.
Ese lugar desconocido del que sólo tu sabes el camino.
Que recuerdas cuando yo te lo muestro sin saber.
Delicadamente  me elevas y siento el vacio a mi alrededor.
Pero sigo allí, respirando profundo y despacio.
Haces magia y ya estoy.
Hoy estoy aquí.
Vacia, ligera, libre.
Para llenarme.
   Como un ilusionista me haces aparecer y desaparecer. En un parpadeo transformas el presente, te lo inventas, lo sueñas y lo vomitas. En un parpadeo disfrazas la realidad y el mundo se vuelve arco iris, y llueve en el desierto y las nubes acarician mi piel y entre amapolas floto liviana mientras tu magia me hace cosquillas y mi piel se eriza.
   Una montaña rusa trucada que gira cuando tu quieres, que comienza y sube a tu voluntad y baja sin remedio cuando lo precipitas.Que dejas girar hasta el vértigo, mientras nos dejamos llevar por aquello que no se ve, que tira de nuestros cuerpos frágiles sacudiéndolos.
   Un viaje que acaba de golpe con un frenazo en seco, lanzándote sin piedad a tierra, que te hace tambalear.
   ...Y no sé si serán tus ojos o tu sonrisa lo que me hace montar una vez más, repetir una y otra vez.
Subir lentamente sintiendo el vacio a tu espalda, dando traspies que encogen el estomago y el corazon, a lo más alto desde donde ves el mundo entero, desde donde divisas el fin del mundo y tocas el cielo con la punta de los dedos. Y ahi te espera la eternidad guardada en un segundo, disolviéndose al siguiente a velocidad de vértigo mientras caes con angustia y miedo y risa y vida .... y comienzan las vueltas que revuelven y psaas de la angustia a la diversión, del miedo al éxtasis, sin poder siquiera prepararte, respirar sin mirar lo que pasa fuera de ti, porque no lo ves, porque solo existen tus tripas y tu mente.
   Hasta que quiere parar y llega otra vez a su fin. Y lo vuelve a hacer de golpe, te expulsa violenteamente y cuando posas los pies en la tierra retomas el alivio y la seguridad, y el equilibrio. El mundo está quieto de nuevo... tan segura y aliviada te sientes que juras y perjuras que nunca volverás a montarte, que no volverán a tentarte. que no tiene sentido pasarlo así, que no tienes que pasar por eso. que altera tu cuerpo y tu espíritu, que sales del revés, que no tienes estómago, que no tienes edad, que no tienes un porqué.   Pero ahí estás otra vez volviéndote a montar, diciéndote a ti misma que esta será la última, que ya estás acostumbrada, que no te alterará, que no te cambiará, que sólo es una vez, que cuando subas te irás preparando, que no vas a abrir los ojos en todo lo alto, que no vas a levantar los brazos para tocar el cielo, que no gritarás a pleno pulmón, que no te hace falta, que no te cagarás de miedo cuando bajes sin previo aviso, porque ya sabes donde estás y no pasa nada. que cuando te meneen para un lado y otro vas a permanecer fuerte y disfrutarás de cada curva y de cada bache porque todo pasa muy rápido y cuando te quieras dar cuenta habrás llegado otra vez al final del trayecto; justo cuando no quieres que se pare, cuando ya te has acostumbrado, cuando se te hace el cuerpo, cuando estabas confiado y pletórico se termina.

La vida.
Un placer.




Dedicado a mis amigas.
A todas aquellas que se atreven a montar.

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