domingo, 28 de noviembre de 2010

ANA MARIA MATUTE. PREMIO CERVANTES

   Coincidiendo con la concesión del Premio Cervantes a Ana Maria Matute, quería hablar hoy de las dos novelas que más me han gustado de ella: "Olvidado Rey Gudú" y "Paraiso Inhabitado".
    La primera de 865 pág editada por Espasa en 1996. Ambientada en la Edad Media, narra el nacimiento y expansión del reino de Olar. Aventuras, conquistas, amor, ternura. Una niña, un viejo hechicero y una criatura del subsuelo.
   Con una de las dedicatorias más hermosas e inteligentes que he leido:

"Dedico este libro a la memonis de H.C. Andersen,
              Jacob y wilhem Grimm y Charles Perrault.
                                              A todo lo que olvidé.
                                              A todo lo que perdí."

Comienza así:
                                               Los Margraves
Los hijos del conde Olar heredaron la extraordinaria fuerza física, los ojos grises, el áspero cabello rojinegro, la humillante cortedad de piernas de su padre...

    La leí ya adulta, y me sorprendí buceando en mis recuerdos, reviviendo ensoñaciones infantiles, historias inventadas. Me sorprendí a mi misma disfrutando de un género literario hasta entonces no leido y que a partir de el he buscado para deleitarme.
    Me sumergió en ese mundo fantástico y maravilloso de tal manera que aún hoy tengo la imagen que fabricó mi mente del "trasgo", de esos reinos mágicos  y misteriosos llenos de una naturaleza frondosa envolvente aromática, evocadora de tardes y noches de la infancia, de esas largas horas de los niños, quietas y soñadoras en las que cabían todo tipo de mundos desconocidos.

    La segunda "Paraiso inhabitado", de 396 pág, y publicada por la editorial Destino en 2008.
Comienza así:
    Nací cuando mis padres ya no se querían. Cristina, mi herman mayor, era por entonces una jovencita displicente, cuya sola mirada me hacía culpable de alguna misteriosa ofensa hacia su persona, que nunca conseguí descifrar. En cuanto a mis hermanos Jerónimo y Fabián, gemelos y llenos de acné, no me hacían el menor caso. De modo que los primeros años de mi vida fueron bastante solitarios...
    Adriana, Gavrila un niño de cabellos dorados, y un unicornio. Un mundo por descubrir, un territorio misterioso por habitar. El mundo mágico de los niños y el mundo brutalmente real de los adultos.

    Lo dicho un placer de lecturas.

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