viernes, 24 de abril de 2015

Tres días bastan

Apenas susurradas,
como suave aliento que resbala
desde el lóbulo de la oreja y cae
acariciando la espalda.
Hay confusiones que me hacen
subir a la grupa de una nube
y galopar lejos, muy lejos.
Quisieran no haber sido percibidas
pero quedaron presas
antes de que tus párpados intentaran
sin éxito, sujetarlas fuerte
y no dejarlas marchar divertidas.
Hay confusiones que hacen volar
tan alto, tan arriba,
que ya ni el vértigo te sostiene.
Hay confusiones que te montan en un cometa
y te llevan en su dorada cola
atravesando la noche oscura.
Hay confusiones que hacen piruetas
con tus entrañas y te
llevan a la luna con el impulso
de un latido.
Hay confusiones que hacen temblar
lo establecido
que erizan el vello.
Hay confusiones que cierran los ojos
y ensanchan los sentidos
Hay confusiones con las que uno lucha sin querer
con las que uno quisiera volverse todo
con las que uno quisiera ignorar todo.
Hay confusiones que ilusionan.
que te reflejan tonto
que te amarran muy fuerte
que te empujan a soñar
que te hacen creer que los cuentos se hacen realidad.
Hay confusiones que te hacen olvidar
y te traen recuerdos
que te apartan de esa autopista bien señalizada
y te sugieren tomar la siguiente salida.
Hay confusiones que turban
que nublan las certezas y seguridades
que te alejan de la orilla.
Hay confusiones que pronunciadas
se hacen raices que crecen rápido
alrededor del corazón
y lamen golosas tus adentros.
Hay confusiones que convencen
al kamikace que no tiene nada
que perder y le hacen temer.
Hay confusiones de tres dias
que se quedan a dormir.



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