lunes, 9 de mayo de 2011

1982, el tocadiscos y la Nancy.

   Las casas de los abuelos son como máquinas del tiempo. Aprietas un botoncito, se abren las puertas y entras empujado por unas fuerzas invisibles, sientes unos abrazos envolventes que te adentran en un pasado al que no sabes muy bien si te apetece retroceder.
   Hoy he vivido un domingo, podríamos decir surrealista. Es lo que tienen los abuelitos para manejar el arte de birli birloque. Cuando me he querido dar cuenta estaba inmersa en el año mil novecientos ochenta y dos...¡Si, no estoy alucinando 1982 (lo escribo en número, que parece que impresiona más y se ve mejor)
   ¡Dios mio, la de gente que conozco que ni siquiera habían nacido aquel entonces...! ¡Yo si, por supuesto!, claro que hay otros que en esas fechas estaban en edades más dificiles que la mia...
   ¡En aquel año, lo más emocionante que se me ocurría hacer, era mirar a ver que había debajo de las faldas de la Nancy! Daba igual que estuviera vestida de faralaes, de comunión, de esquiadora,de enfermera o de palacagüina, el caso era investigar lo que allí se ocultaba. Aclaro, por si hay algún despistado, que muchas y muchos hemos hecho lo mismo, aunque no lo confesemos abiertamente. Al fin y al cabo, tampoco es para tanto, y no nos ha quedado ningún complejo.
   Hoy en día, seguro que a cualquier preadolescente que se le ocurriera hacerlo, acababa sentado en la consulta del psicólogo con una depresión de pelotas, porque no tiene suficiente dinero para hacerse la depilación laser completa y quedarse cual Nancy. (En este punto, la imagen que cada una de las personas consultadas tiene, acerca de tan íntima experiencia con la citada muñeca, es distinta, pasa de la indiferencia, al aborrecimiento más absoluto, la negación, y otras cochinadas que no reproduciré en este casto y anodino blog...) (para ello tendría que abrir otro blog, del que ya tengo título, pero que por ahora no me he atrevido a llevar a buen término)
   Todo comenzó cuando los niños han descubierto un aparato llamado "tocadiscos" (no es que yo no sepa lo que es, de hecho es el de toda la vida de mi casa), resulta que está en perfecto funcionamiento, así que fascinados ante tal aparición del pasado, se han ido familiarizando con el mundo de las agujas y los elepés. Esparcidos todos los discos por el suelo, las elecciones que hacían sus manos y sus cabecitas, hacían saltar dècada arriba, década a abajo, lo mismo por los años 60, que los 90, el 2000 o los 70. ¡A ellos les daba igual, todo valía! ¡Ahora, yo lo que tengo no sé si es mareo o resacón de tanto viaje por la discografía!
   El Lp ganador ha sido uno de 1982. Sinceramente no sé porqué, quizás por el color o los dibujos, pero el caso es que nos hemos visto rodeados por unos seres horteriles que cantaban canciones pegadizas y les hacían dar saltos como posesos.
   Para mi eran canciones conocidas, pero hacía casi treinta años que no las oía. Resulta que ese año la Vuelta ciclista a España la ganó Marino Lejarreta y la banda sonora que nos acompañaba en esas horas tempranas de la tarde era la de "me estoy volviendo loco" de un grupo que se llamaba Azul y negro. ¡Cuando digo que ha sido un domingo surrealista, es por algo! Se mezclaban las patatas fritas y los trinaranjus con las canciones de Lime, Franco Battiato, Depeche Mode, Luis Miguel, (que pensaban que era Justin Biber), Roxi Music, Miguel Rios, Enmanuel, Queen, y más que no me atrevo ni a reproducir...
   En este punto debería pedir disculpas por haber dicho que el "enolagei" era ensañamiento (que no es que no lo siga pensando), pero es que todo lo anterior lo es también.
   ¡Y además, el tema de la Nancy tiene mucha más aceptación, que lo se!
   Lo que comenzó siendo un domingo anodino, (necesario entre otras cosas, para recuperarnos del viernes y del sábado), se convirtió en algo no muy cool ni glamuroso, pero que me dibujó una sonrisa entre avergonzada y nostágica.
   Es el efecto que producen las máquinas del tiempo de los abuelos.

1 comentario:

  1. vaya!!!! me ha hecho muchiiisima gracia lo de que se creian que Luis Miguel era Justin Bibber.... pero está muy bien de vez en cuando sentir un poco de esa nostalgia tan maravillosa.

    ResponderEliminar