Se repite año tras año la misma función, ¡y yo no escarmiento!
¡Còmo es posible que nunca me acuerde de convencer a mis hijos, para que no pidan en su carta a los Reyes Magos jueguecitos con miles de piececitas para montar!
Sé que son educativos, que desarrollan la imaginación, la visión espacial, la lectura, la comprensión, la habilidad manual y un sinfín de capacidades...¿¡pero, y yo qué!?...¡Apiádense de mi! ¡Llevo desde las nueve de la mañana montando naves espaciales ( de la guerra de las galaxias, y de todas las guerras), monstruos, robots, coches deportivos, muñequitos, casas, animalitos, mueblecitos, castillos,...a parte, de jugar con el chuchelandia, con el chocolanadia, vestir y desvestir a la Nancy, y hacer experimentos con el Cristalcefa, decorar a las Pet shop y cómo no, enterarme de todas las novedades de los juegos de las consolas varias...
Pensándolo bien, gracias a la práctica continuada, (y al master en ensamblaje de piezas varias), he adquirido una gran destreza y no hay mueble ni artículo alguno de Ikea, que se me resista. Tanto en agilidad manual, como en paciencia, capacidad de síntesis, concentración, y tolerancia a la frustración, es un entrenamiento rápido y eficaz.
Para continuar la jornada, aconsejo desentumecer los músculos con el sano ejercicio de recojer el árbol de navidad y sus dos millones de bolas, el Belén, y bajarlo alegremente al trastero, respirando el aire puro del polvo en suspensión. En tan idílico entorno, recomendaría la escalada libre, a la gran montaña de "M----a" que absurdamente acumulamos, para saborear en la cumbre, la satisfacción del deber cumplido, y regresar felices a nuestro hogar.
¡Llegados a estas alturas del día, tengo destrozada la espalda, los ojos enrojecidos, dos uñas rotas, las manos resecas, y todavía nos falta terminar los problemas de matemáticas y el trabajo del conejo!
¡Socooorrrooo!¡Se me está secando el cerebro!
...¡Creo que veo una luz brillar al final del tunel!...¡Ya falta menos para el lunes!
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