lunes, 28 de mayo de 2012

Hoydomingo.

   Si. "Hoydomingo". Tal cual. No es una errata. Es la expresión utilizada por Lolita Bosch, para describir el momento en que comienza de nuevo a teclear un ordenador y retoma la escritura.
   El libro, que se titula: Ahora escribo, es de los que me gustan, de los soy incapaz de cerrar aunque sepa que es muy tarde, como aquel otro bello libro, que leí hace un año, y regalé con todo mi amor. Caen en mis manos casualmente, pequeños, insignificantes, y me dan tanto.
   Este se divide en tres: El primero se titula "donde abro", y comienza así: "Al atardecer en Katmandú, los murciélagos abandonan sus nidos refugio contra el sol y bajan planeando sobre la ciudad para que oscurezca dos veces". El segundo, "Donde todo está abierto", nos regala el siguiente provervio hindú:
Maestro, ¿qué somos?
¿Ves esa fruta?
Si, maestro.
Pélala.
Ya está.
¿Qué hay en el interior?
La pulpa, maestro.
Sácala.
Si, maestro.
¿Qué ves ahora?
La semilla, maestro.
Ábrela.
Si, maestro.
Ábrela.
Si, maestro.
¿Qué hay en su interior?
Nada.
Eso somos.
   Está lleno de citas que me gustan, como: "La literatura existe porque el mundo no basta", de Pessoa, o "Mi Japón es un Japón de libros" de Cees Nooteboom, o esta frase suya: " Escribir es tratar de poner orden a momentos convergentes, como este, como ahora".
   Me lo dieron, quizás para utilizarlo en el Scrap, pero soy incapaz de arrancar sus hojas. ¡Adoro los libros!. Y me alegro de haber comenzado a hojearlo, porque ahora me quedo en él, libremente presa entre sus lineas. Dúlcemente enjaulada en esa forma de escribir que tanto me agrada y atrapa. No es una historia, tal vez sea un ensayo sobre la escritura, no lo sé ni me quita el sueño. Pero me ata a las cosas que son parte de mi, de mis hilos de pensamiento.
   En este "hoydomingo" mío en el parque, a esas horas del día en las que no camina nadie, en las que el silencio lo adorna todo mágicamente, íbamos a conocer a a los seis descendientes recién nacidos de dos magníficos cisnes del lago.
   Un tiempo espléndido. El sol calentaba lo justo. Observábamos la parsimonia de sus movimientos, y las ondas que producían con sus patas, cómo suávemente se cruzaban con las que producían los peces.
   Al otro extremo, en silencio, un grupo de seis personas con kimonos negros, practicaban artes marciales bajo cuatro árboles que les daban sombra.
   Tumbada sobre la hierba mirando pasar las nubes, recuerdo el último artículo de Jose Antonio Marina, titulado "Koan".
   "Koan es una frase, una conversación o problema absurdo o irracional, utilizado por un maestro con un fin pedagógico. Por ejemplo `El maestro dió una palmada. Este es el sonido de las dos manos, ¿cúal es el sonido de una mano'...Koan es un método. Método significa camino. ¿A donde conduce? Hacia la iluminación. El zen es una reformulación china del budismo, que no es religión, ni filosofía, sino la búsqueda de una experiencia. Sus maestros insisten en que el mundo que percibimos nos impide ver lo absuluto."
   Como siempre seguiría copiándoles el articulo entero, pero merece la pena que lo lean ustedes.
   Me hace "toc-toc" en la memoria otra referencia, esta vez al título de un libro de Leo Marinof, "Más Platón y menos Prozac", que ha sido un vértice importante de mi aprendizaje, y que en esta ocasión era nombrado en referencia al optimismo de Edith Piaf, "podría cantar los horarios de la Renfe y hacer que te sintieras bien", dice Gonzalo Ugidos.
   Y recuerdo Paris. Y no puedo olvidar los jardines del museo de Rodin. Ni la plaza Des Vosgues.
   Son las hebras de este mi "hoydomingo", que se tejen en la bufanda de las sinopsis locas, de las que está hecha mi mente. Y este ha sido el subproducto obtenido.
   Ya es "hoylunes"




 

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