lunes, 2 de julio de 2012

Un romano y ciento un dálmatas.

   Érase un cuento erótico para niñas buenas con burkas mentales, en el occidente permisivo y consumista.
   Érase un puñado de letras juntas, que liberaban estrechas mentes promiscuas.
   Érase una vez unos dedos, que sin piedad sujetaban una pluma obscena, que esclava de impulsos impúdicos, dejaba un rastro indeleble en una libreta de cuadros azules.
   Érase una vez una imaginación desbordada, que no tiene necesidad de crearse un mundo irreal porque tiene mucha historia que contar, pero que quizás se le ha olvidado, o no quiere recordarlo, o tal vez duela más que un navajazo.
   Cicatrices en el ombligo. Coincidencias, tantas.
   Érase que se era una conversación cómplice entre mujeres.
   Érase que los sofocos no eran de amor, sino de un correr lleno de más coincidencias.
   Érase que se era una vida que se repite más de lo que creemos.
   Érase que se era, que tenemos la facultad y voluntad de ayudar como nos ayudaron, y decir lo que nos dijeron.
   Érase una vez que los cuentos son, lo que no queremos contar.
   Érase una vez que descubres con sorpresa y cierto pudor, que tus deseos más ocultos, tu vida anhelada, son también las de tus padres, y la de los padres de tus padres.
   Que no eres tan original, que lo que tu buscas otros ya lo buscaron, que lo que tu gozas otros ya lo gozaron, que lo que tu temes, también otros lo temieron.
   Érase una vez que esto se escribe solo, sin ton ni son, sin coherencia, y sin hilo conductor.
   Érase que se era, que si eres capaz de seguir leyendo, será quizás por el ritmo. Porque este y el movimiento nos conquistan, y la inmovilidad nos hace pensar. Nos seduce la vida, y entramos al trapo una y otra vez. Porque estamos vivos.
   Érase una vez, que da igual ser el dálmata número ciento uno que el treinta y tres. Ser el personaje de un cuento seductor. Del que unos quieren participar, otros leerlo.
   Abran las páginas de sus vidas. Lean lo que otros escriben o lo que ustedes mismos escriban. Sean actores de su propia existencia. Finjan o no. Da igual. Pero hagan. Avancen. Gocen. Sientan. Imaginen. Sigan su camino. Sientan su energía.


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